martes, 8 de febrero de 2011

NUESTRA CASTILLA DESCONOCIDA.- El Lábaro de Castilla

NUESTRA CASTILLA DESCONOCIDA.
Jesús García y Jiménez
Redactor.
Castilla y su lábaro.
R
emontémonos a los anales históricos, de lo que ahora es una parte de Comunidad Autonómica española, que años atrás conocíamos como Castilla la Vieja.
Según la enciclopedia: Castilla (nombrada en los primeros documentos en castellano antiguo como Castella o Castiella) significa etimológicamente «tierra de castillos», en alusión a las fortificaciones levantadas durante la Reconquista. Los historiadores árabes la denominaban Qashtāla قشتالة y su nombre aparece justificado como tierra sembrada de castillos. El término vendría del latín castellum, diminutivo éste a su vez del término castrum, castro, fortificación de la Iberia prerromana.
 Se considera que el nombre de Castilla nació testimonialmente el 15 de septiembre del 800 en el hoy desaparecido monasterio de Emeterio de Taranco de Mena situado en esta localidad. El nombre de Castilla aparece en un documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos terrenos, incluido en el Becerro Galicano del monasterio de san Millán de la Cogolla y dice así:
 Ego Vitulus abba, quamuis indignus omnium seruorum dei seruus, una cum cogermano meo Erbigio presbytero, cum domnos et patronos meos sanctos Emeteri et Celedoni, cuius basilica extirpe manibus nostris construximus ego Vitulus abba et frater meus Erbigius in loco qui dicitur Taranco in territorio mainense, et sancti Martini, quem sub subbicionem Mene manibus nostris fundauimus ipsam basilicam in ciuitate de area patriniani IN TERRITORIO CASTELLE et sancti Stefani, cuius basilicam manibus nostris fundauimus in loco qui dicitur Burcenia in territorio Mainense ...

En el mismo libro aparece otro documento fundacional fechado el 4 de julio de 852, por el que se dispone la construcción del cenobio de san Martín de Herrán:
 Facta scriptura sub era octogessima nonagessima, tertia feria, quarto nonas iulias, regnante Rodericus comite in CASTELLA.

La Castilla a la que se alude en estas fuentes se refiere al territorio que se extiende desde la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica hasta las localidades de Mena, Losa, Sotoscueva, Brañosera, Aguilar de Campoo, Tedeja, Puentelarrá y Valpuesta. Posteriormente, bajo la misma denominación se incluirá a toda la Bardulia altomedieval, como se refleja en la Historia Silense o en la Crónica de Alfonso III:

 ... Bardulies qui nunc uocitatur Castella ...

Bardulia, a la que ahora llamaremos Castilla El territorio donde nació la primigenia Castilla (norte de la provincia de Burgos y parte de las adyacentes de Palencia, Álava y Cantabria) era denominada Bardulia. A partir del siglo IX será cuando se empieza a extender el uso del término "Castilla.

Errores modernos aparecen sobre su enseña original conocida como Pendón de Castilla; representado por un castillo sobre fondo rojo carmesí y NUNCA morado. Mucho menos oír decir que las hordas reaccionarias castellanas conocidas como Los Comuneros rebeladas contra el poder legítimo de su Emperador y Rey lo utilizaban de ese color, inclusivo grupos actuales así lo reivindican autoproclamándose facción de “izquierda”.
Más como no vamos a cambiar la historia ni querer por tanto otorgar a los nostálgicos feudales Juan Bravo, Francisco de Padilla y Maldonado la dignidad de “rojos” revolucionarios sino por el contrario estarían más encasillados en la actualidad dentro de lo que es conocido como una “derecha” nacionalista puesto a realizar estereotipos.
Pero el estudio más cabal sobre el cacareado tema de la enseña castellana, lo tenemos más reciente en un estudio aparecido en un diario de la localidad vallisoletana de Mayorga, dato con el que coinciden los historiadores, donde documentalmente  está constatado que muchos son los Pendones de Castilla que se conservan, como en la iglesia de San Martín de la ciudad de Segovia, el de la villa de Sepúlveda, en el salón de Sesiones del Ayuntamiento, rodeado de pergaminos medievales con el sello encarnado, el guión enarbolado por Isabel I de Castilla en la toma de Granada y que se custodia en la Real Capilla de la catedral granadina, y así un sinfín de pruebas que podemos encontrar en toda la geografía española.
En la iglesia parroquial y antigua colegiata de Covarrubias (Burgos) donde fueron trasladados los restos de Fernán González  -Primer conde independiente de Castilla- desde el Monasterio de San Pedro de Arlanza tras la desamortización decimonónica del ministro Mendizábal, su féretro está cubierto con el pendón rojo carmesí, para más datos.

Quizá los ejemplos más representativos por su proximidad a nuestra comarca y por los estudios en ellos realizados sean el pendón, rojo naturalmente, de las Navas de Tolosa, que se guarda en el Monasterio de las Huelgas (Burgos) y los dos viejos pendones de Castilla que en julio de 1977, han sido bajados de la parte alta de la iglesia colegiata de Medina del Campo, donde aparecían colgados desde hacía varios siglos. Fueron bajados para su estudio por una comisión investigadora designada por el Ayuntamiento de Valladolid integrada por Don Amando Represa, director del Archivo Histórico Nacional de Simancas y Don Juan José Martín González, catedrático de Historia del Arte. Después de su examen, el, doctor Represa hizo constar textualmente que "es indiscutible que la bandera de Castilla es de color rojo carmesí".

Si buscamos en la literatura también encontraremos numerosas referencias al Pendón castellano.

"...Aquel Fernando venturoso espera que corone el alcázar de Sevilla de las rojas banderas de Castilla."

Así canta Lope de Vega en el libro XV, 22-24 de la Jerusalén Conquistada.

En el Libro de Actas del Ayuntamiento de Valladolid se encuentra reiteradamente una descripción de que el pendón de Castilla "era grande y algo pesado, de tres varas y media de ancho y largo, de damasco carmesí, con las armas de Castilla por ambas partes pintadas en el dicho pendón".
Inclusive es sabido que los Comuneros al utilizar su “bandera de guerra” se diferenciaba esta notablemente ante la de las huestes imperiales al utilizarse el pendón rojo carmesí.
Ante esta retahíla de evidencias de que el verdadero color del pendón de Castilla es el carmesí, cabe preguntarse el por qué del confusionismo con el color morado. Esto exige una explicación.

Felipe IV, el 10 de Septiembre de 1.634 creó el "tercio de los morados", una guardia real en cuyo uniforme destacaba el color morado. A esta guardia en el siglo XVIII se le denominó regimiento de Castilla. En 1.824, al restablecerse el régimen absolutista fue disuelto como las demás tropas constitucionales por la represión de Fernando VII y su bandera depositada en, la Iglesia Mayor de Reus. De allí pasó en el mismo año a la Basílica de Atocha y en 1.849 a la Real Armería; pero esta bandera- pendón de los Morados nada tiene que ver con el pendón de Castilla sino que fue simplemente el de la enseña personal del Conde-Duque de Olivares, fundador del "tercio de los Morados".

El tránsito al morado oscuro como símbolo de expresión de la democracia castellana se opera por la conjunción de dos factores: De una parte los Borbones españoles consagraron con valor oficial para la Casa Real el color morado en lugar del púrpura que antes había sido el oficial de la realeza. El artículo 15 de la Instrucción sobre insignias, banderas, honores y saludos, aprobada por, real decreto de 13 de Marzo de 1.867, determina que el estandarte real sea una bandera cuadrada de color morado, que se izaba en los edificios y buques en que, se encontraba el Rey. De otra parte, la sociedad secreta de "Los Comuneros" formada en 1.821, secta desgajada de la masonería española, se hacían llamar sus miembros "caballeros de Padilla" y editaban un periódico, "El eco de Padilla", usan en sus ritos escudos de hojalata y se organizan en torres, castillos, fortalezas y casas fuertes. Su simbología según refiere Cesáreo Fernández Duro en sus "Disquisiciones náuticas" (1.877-81) refiere que en su estatuto prescribieron que el estandarte de la sociedad (que llamaban "estandarte de Padilla") sería el morado con un castillo blanco en el centro, y por distintivo individual una banda morada.
Por otra parte está demostrado que algunos colorantes que servían como tinte para fijar el color de las enseñas, con la intemperie se decoloraban a un tono más claro, sin llegar a tornarse en morado.

Por todo lo expuesto y de acuerdo con la tradición histórica hay que concluir que EL GENUINO PENDON DE CASTILLA ES EL ROJO CARMESI.

3 comentarios:

  1. El color del llamado pendón de Castilla no es, ni nunca fue morado. Todo arranca en el siglo XIX, cuando algunas sociedades y partidos, ni cortos ni perezosos recurren al color morado que utilizaba alguna unidad militar, que de Castilla solo tenía el nombre, atribuyendo este color a nuestra tierra castellana y al de los comuneros. Con esta falacia cromática cometieron uno de los mayores errores de la historia de la vexilología española, induciendo a su mal uso incluso a las instituciones, condicionando el futuro y divulgando lo que nunca fue. Tanto es así que hasta muchos castellanos aún hoy, se lo creen.

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  2. Los comuneros que representaron a las ciudades castellanas, usaron sus estandartes de color rojo carmesí, como hoy algunas ciudades lo continúan usando. Fue ese color y no otro, el que llevaron los comuneros en Villalar. En esta batalla no se vieron banderas moradas por ningún lugar, ya que no existía en Castilla dicho color para representar ni al territorio, ni a sus ciudades.

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  3. Por otra parte si somos observadores, solo debemos fijarnos en el color del campo (fondo) del cuartel de Castilla en el escudo nacional de España. Como salta a la vista es rojo. Como el campo del escudo de León es blanco, el de Navarra rojo y el de Aragón amarillo. Sus banderas históricas por tanto, responden a estos colores. ¿Dónde está el morado?.

    Este error cromático para representar a Castilla, se repitió en la bandera adoptada por la II República, cambiando el rojo (verdadero de Castilla) por el morado en una de sus franjas. Paradójicamente convirtieron la bandera del partido republicano, en mas monárquica, ya que el morado era el color del rey Alfonso XIII y sus antecesores desde 1833. Sus orígenes se remontan al rey Fernando el Católico cuya guardia personal usó este color (“el color viejo de Aragón”) desde 1504 y continuó en los diferentes regimientos que sucedieron a esta vieja unidad del siglo XVI.

    Una vez que las naciones fijaron sus banderas, dejaron de ser símbolos dinásticos o militares para solo representar a la nación, es decir al conjunto de sus ciudadanos y sus territorios. Esto ocurre en casi todo el mundo, salvo en algunos países en los que sus dirigentes, hicieron de los símbolos de sus partidos, los de la nación. Una vez desaparecidos estos regímenes, volvieron a sus símbolos tradicionales y permanentes.

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