jueves, 22 de diciembre de 2011

La Institución Libre de Enseñanza versus Glorioso Mester

La Institución Libre de Enseñanza versus Glorioso Mester


Por Javier Leralta García
Escritor, Periodista, Miembro del Glorioso Mester.   

“A la hora del crepúsculo es cuando más enamora la llanada”
Ciro Bayo


E
l pasado 19 de noviembre tuve el honor de recibir el Premio Glorioso 2011 por el libro La Leyenda Negra en los personajes de la historia de España, una obra que intenta buscar la complicidad del lector con la historia más negra de nuestro país a través de dos placeres, el de la lectura y el del viaje. Creo que solo así se puede entender el pasado. Tal vez esta apuesta novedosa de combinar la narración literaria con las propuestas viajeras ha sido clave para recibir el glorioso galardón.
En las breves palabras de agradecimiento que pronuncié al recoger el diploma, me acordé del trabajo realizado por la Institución Libre de Enseñanza porque gracias a ellos muchos madrileños pudieron descubrir los valores de Castilla y de la España interior. Aquella labor pedagógica me recordó mucho a la que realiza desde hace años el Glorioso Mester de Picardía Viajera, un grupo de amigos enamorados de los campos góticos de Unamuno, de las tierras románicas del Camino de Santiago y de los campos de alondras y avutardas de la vieja Castilla. A estos fanáticos del turismo interior les da lo mismo una piedra visigótica que una encina milenaria, un convento cisterciense que un puente medieval.

Ellos van a lo suyo, en busca del conocimiento, a emborracharse del paisaje de nuestra tierra más cercana. Y esa misma doctrina fue el manual de estilo de la Institución Libre de Enseñanza, unos hombres de letras que defendieron la teoría y la práctica al mismo tiempo, con un libro en una mano y una lupa en la otra. La historia, como la geografía, la geología, la botánica, la micología o el arte, hay que estudiarla fuera de las aulas, en el campo, en las plazas mayores, en los claustros, en las montañas. También en una posada o en una taberna, por qué no. Mirando, observando, anotando, leyendo y escuchando es como se aprende la lección de nuestra tierra, así de fácil.

El malagueño Francisco Giner de los Ríos fue el principal artífice de aquel método revolucionario que tambaleó las estructuras de la instrucción pública del país a finales del siglo XIX y principios del XX.

 En aquella hermosa aventura le acompañaron insignes humanistas de la talla de Bartolomé Cossío, Casiano del Prado, Bernaldo de Quirós, Fernández Zabala, José Ibáñez Marín, todos ellos amigos de inquietudes cuya huella dejaron escrita en diferentes lugares de la sierra de Guadarrama que honran su memoria intelectual y su amor por la naturaleza. Los conocimientos que adquirían los alumnos en las aulas los ponían en práctica en el campo y así tenían la oportunidad de escuchar el canto de un carbonero, de ver los vuelos de un águila real o de una Parnasius Apollo,  de pisar una falla caliza o de oler el perfume que desprende un campo de lavandas y tomillos en plena efervescencia primaveral. Ellos sacaron la escuela a la calle como una continuación del ciclo académico, es decir, la formación total.

Aquella forma de entender el placer de la enseñanza fue importada por los hombres de la Generación del 98 que encontraron en los viajes y en la descripción de los lugares y personajes magníficos argumentos para sus obras. Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Azorín, Ciro Bayo y Antonio Machado, entre otros, trasladaron sus vivencias viajeras a la literatura universal. Me acuerdo ahora de obras tan gloriosas de nuestras letras como Camino de Perfección, Soledades, La Ruta de Don Quijote, Campos de Castilla, San Manuel Bueno, Mártir y muchas más donde se fomenta el paisaje y el paisanaje.

Más tarde, casi un siglo después, aquellas enseñanzas fueron recuperadas por un grupo de amigos del turismo que se hacen llamar Glorioso Mester de Picardía Viajera. A ella pertenezco con mucho honor y gratitud. 
 
Más información: www.fundacionginer.org

4 comentarios:

  1. Dígase que casi un siglo más tarde la Institución Libre de Enseñanza ha tenido más que seguidores, continuadores.
    Mi enhorabuena por el acierto
    Carlos Páez

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  2. Por el resurgir de la Institución Libre de Enseñanza

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  3. Aunque a pocos les suene en la Institución Libre de Enseñanza (De Ginér de los Ríos)la nómina de personalidades, alumnos y profesores en algún momento relacionados con la ILE o formados directamente en ella sería interminable, basten los nombres de Manuel Azaña, Julián Besteiro, José Ortega y Gasset, Federico García Lorca, Salvador Dalí, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis Buñuel, Miguel de Unamuno, Fernando de los Ríos o Bosch Gimpera

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