viernes, 25 de mayo de 2012

EL HOMBRE QUE NO HABLA MÁS QUE CON LOS PÁJAROS.


EL HOMBRE QUE NO HABLA MÁS QUE CON LOS PÁJAROS.

Apuleyo Soto Pajares.

Por Apuleto Soto- Glorioso Mester

El otro día me encontré, por casualidad en el bar, con Justo Perdomo Santillán, el hombre que no habla más que con los pájaros, y, sin embargo, me dirigió a bote pronto la palabra en un soliloquio, que no diálogo,  ensimismado:
-Admirado Apuleyo, las aves lo cuentan y cantan todo, sus dolores y alegrías, sus ternuras y sus simpatías con el sol; sus pases volanderos  por el alto azul y sus  gozosos estremecimientos ante la primavera entrante y latiente. ¿Las oyes, las intuyes al menos, al amanecer, al mediodía y al atardecer? ¡Cuánto y diverso expresan!, finalizó.
Le respondí que sí, que bueno, que adelante, que me contara lo que quisiera, que yo ponía oído a todo, aun a lo más extravagante que se me propusiera, como él mismo estaba haciendo en ese momento. Y me contó.

-Vuelan solos los pájaros, a su aire, pero sus griteríos están más entrañados que ningunos con los murmurios de la naturaleza; son ellos más inteligentes que los hombres, te lo firmo y afirmo yo.
Quedé perplejo y le reparé:
-Quieto parao, te estoy viendo venir, te estás pasando, querido Justo, no eres justo con el homo sapiens.
Eso le dije, pero no se amilanó.
-Déjame explicarte, amigo, sonrió, y continuó su parrafada:
-Hablo todos los días con sesenta pájaros diferentes, y cada cual me enseña y canta su melodía. Con ellos me siento más a gusto que con los hombres.
-Pues referido queda, le complací.
Ahora os queda a vosotros, lectores inteligentes, saber quién de los dos tiene razón. O quizá ninguno. O quizá los dos. O quizá los tres, que ya es una multitud, según lo que ustedes, señores míos, piensen y determinen, disintiendo o asintiendo a lo propuesto, que así de complicada es la vida, tanto como el canto de los pájaros, aunque no sepan los pobres y benditos, en sus muy diversas y sonoras escalas, sobreponerse a sí mismos y trascender el pío, pío consuetudinario de la rúa en un lenguaje universal. ¡Si será por misterios…! Gloriosos, sin duda, son estos.

APULEYO SOTO PAJARES
Tfno 91 847 02 25

viernes, 18 de mayo de 2012

La caballada y tractorada de Guadalix de la Sierra


AL HILO DE LA VIDA. POR APULEYO SOTO - gLORIOSO mESTER

La caballada y tractorada de Guadalix de la Sierra


Bella estampa la de la caballada y tractorada de Guadalix de la Sierra, el pueblo de origen segoviano que protagonizó en los años  cincuenta del pasado siglo la película Bienvenido Míster Marshall, de Luis García Berlanga.‬

‪Parecía que de verdad habían llegado los americanos. Pero lo que se celebraba era la santidad de Isidro, el labrador madrileño portado en andas. Nunca un vago que dejaba que araran los ángeles sus tierras, había recibido mayor gloria. La devoción se desbordaba en los rostros de los fieles.‬

Iban primero los equinos enjaezados a la manera andaluza, luego las máquinas de chirriantes hierros, después unas cuantas parejas de mansísimos bueyes tirando del carro romano. Y encima de todo ese aparataje laboral, hombres, mujeres y niños sacando de las alforjas puñados de trigo, cebada y avena, mezclados con caramelos, para que los curiosos los pisotearan en la acera o se los llevaran a la boca, riendo a mandíbula batiente. Cerraba el cortejo la banda municipal, bate que bate, toca que toca, sopla que sopla, a bombo y platillo, flauta y tamboril.

Tras el paso de la procesión se fue esfumando la algarabía de salves y letanías, y entonces los mozos con las mozas, los padres con los chicos y los abuelos con las abuelas hicieron corrillos de chanza y comilona al aire libre, entre ríos de cerveza y vino.

Mayo en los pueblos es así, se bendice la cosecha, se disfraza de flores, llena el aire de música. Y otro año más que lo veamos.

http://alhilodelavida.blogspot.com.es/ 

jueves, 17 de mayo de 2012

GLORIOSA GACETA DEL MESTER -Número extra II Mayo 2012






Número Extraordinario
Gloriosa Gaceta del Mester
MAYO 2012

Número monográfico

Brujería y Magia en España

Por
José Ignacio Carmona Sánchez

Para visualizarla a través de este enlace:


Si desean recibirla gratis en PDF, la pueden solicitar a comunicación@gloriosomester.com 
o a gaceta@gloriosomester.com

Gracias por la atención que nos prestan

Gaceta Especial, Mayo 2012

lunes, 14 de mayo de 2012


Club Glorioso Gourmet
Cosas que nunca debes hacer en un restaurante
Por: Mikel López Iturriaga 
Fotografía Jesús García y Jiménez (Glorioso Mester)

A todos nos gusta salir a comer o cenar, y a todos nos disgustan las experiencias negativas cuando vamos a un restaurante. Sin embargo, a veces los propios comensales somos en alguna medida responsables del desastre, al no seguir unas mínimas normas básicas que nos ahorrarían frustraciones a nosotros y a nuestros compañeros de banquete. Hace ya meses, el bloguero estadounidense Adam Roberts  reunió sus "10 cosas que estás haciendo mal en los restaurantes"  en un artículo para el Huffington Post, y desde entonces he querido escribir mis recomendaciones. Éstas son las nueve cosas que yo nunca haría.


Comerte lo que te echen


Si algún plato tiene una falta grave, debemos tragarnos las vergüenzas y devolverlo a la cocina explicándole por qué al camarero con mucha educación. En el fondo, le estamos haciendo un favor al restaurante, que así podrá corregir el error, mejorar y a la larga ganar más dinero. Desde luego que la reclamación ha de estar acorde con el establecimiento: no se puede exigir igual en una casa de menú a 9 euros que en un restaurante gastronómico de a más de 100. Pero es precisamente en los sitios finos donde nos reprimimos más a la hora de quejarnos quizá por el miedo a pasar por ignorantes, cuando debería ser justo lo contrario.


Pedir la carne muy hecha

El cocinero neoyorquino Anthony Bourdain lo cuenta en sus 'Confesiones de un chef':  los restaurantes destinan los peores trozos de carne a los clientes que la piden muy hecha. Es mucho más fácil de camuflar una mala pieza si se sirve requetepasada, mientras que en las carnes al punto o sangrantes el engaño es más complicado.

Ignorar las temporadas


Todos lo hemos hecho alguna vez, pero no existe vía más directa al fracaso que elegir un plato con ingredientes (sobre todo verduras y frutas) que no estén en temporada. ¿Ensalada de tomate en invierno? Tomarás poliespán teñido de rojo. ¿Alcachofas con jamón en verano? Serán de bote y habrán fallecido víctimas del ácido cítrico. ¿Fresas en otoño? De la Conchimbamba y a precio de oro. Si se desconoce el calendario, lo mejor es preguntar si el ingrediente principal del plato es fresco y local, o guiarse por un principio básico que casi siempre se cumple en las verduras: hojas, otoño-invierno; frutos, primavera-verano.



Ser tiquismiquis con los ingredientes



Cuando te pones plasta con los ingredientes de los platos -”¿puede ser sin aguacate, sin cebolla y sin comino, que no me gustan?”- no sólo estás irritando a los demás comensales al alargar las peticiones con tus dudas. Si el cocinero accede a quitarlos, es más que posible que destruyas el equilibrio que él buscaba al preparar la receta. Cuando no te gusta algo de lo que lleva un plato, mejor pedir otra cosa. Y si no te gustan muchas cosas, quédate en tu casa, pide cuentas a tus padres por no haberte enseñado a comer como Dios manda o espabila de una vez, que ya no tienes 10 años.



Ir a fumar o al baño cuando no toca



Las saliditas a fumar o al baño deben hacerse siempre en momentos en los que no interrumpan el ritmo de la comanda o del servicio. Si vas antes de empezar a comer, hazlo después de haber pedido para que no se retrase el proceso por tu culpa. Durante la comida es de pésima educación largarte a echar un cigarro y obligar al resto de la mesa a esperar tu vuelta para el segundo o el postre. No es una cuestión de intolerancia, sino de respeto al prójimo.


Confundir al camarero con un amigo (o con un enemigo)


Gracias a sus indicaciones, consejos y amabilidad, los buenos camareros logran que la experiencia de comer fuera sea mucho más placentera. Lamentablemente, son una especie profesional en peligro de extinción, puesto que muchos hosteleros piensan que no se necesita ningún tipo de talento o cualificación para desempeñar dicha tarea. En este contexto, conviene mantener una relación cordial con los que te están sirviendo -mostrarse maleducado acaba jugando en tu contra-, pero sin ceder a la presión de sus recomendaciones -pueden ir encaminadas a endilgarte cosas que deben salir de la cocina o a clavarte en la cuenta. Ten en cuenta lo que digan... pero pide lo que te apetezca.


Pedir pescado un lunes


En los tiempos en los que la mayoría de la gente compraba en los mercados, esto no hacía falta ni explicarlo. Pero con la implantación de los súper y su obsesión por darlo todo todos los días, se nos ha olvidado que los lunes no hay pescado fresco. Consecuencia: si ese día de la semana comes algo en un restaurante que haya salido del mar, será congelado o de hace días.


Usar el móvil


Poco tengo que añadir a lo dicho por la escritora Elvira Lindo  en un artículo reciente. Estar con el móvil adelante y atrás durante una comida no sólo es de mala educación, sino también una soberana horterada. Además de llenar el buche, cuando comemos estamos disfrutando de un placer y comunicándonos con nuestros compañeros de mesa. Y las llamadas, los mensajitos, los whatsapp y los tweets interrumpen ambas cosas. Al 99,9% de tus comunicaciones no les pasa absolutamente nada por esperar hora y media, así que silencia tu iPhone y deja de molestar.


No mirar la cuenta

Algunas personas consideran una vulgaridad comprobar que la cuenta está bien; otras pasan por simple descuido. Todas ellas se arriesgan a pagar platos o bebidas que no han consumido. Los restaurantes no tratan de metértela doblada -bueno, unos pocos sí-, pero un camarero demasiado ajetreado puede cometer errores en el recuento. No se trata de ponerte a sumar como si fueras un contable o un descendiente de Mr. Scrooge:  basta con asegurarte rápidamente de que la lista es correcta.



¿Hay algo que creas que no se debe hacer en un restaurante? ¡Compártelo en los comentarios!



LA PRINCESA LETIZIA, CON LOS PERIODISTAS SEGOVIANOS



Tengo en mis manos la invitación de la Asociación de la Prensa Segoviana, de la que formo parte, para asistir el viernes 18 de mayo, a las 20,30 horas, a la entrega del XXVIII Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez, que se celebrará en el Parador de Segovia, bajo la presidencia de honor de S.A.R. la Princesa de Asturias, Doña Letizia Ortiz.

No es la primera vez, ni deseo que sea la última, que nos va a honrar con su acercamiento a la capital. Como periodista que es, conoce nuestros problemas y necesidades, y algo hará por aliviarlos, no me cabe duda. La prensa en papel y digital la necesita en estas horas convulsas de recortes publicitarios y paro galopante de profesionales. Contamos con ella.

A Doña Letizia le dediqué en una anterior ocasión mi comedia musical “El Príncipe que se quería casar”, en donde se predice el enlace de don Felipe con una española después de flirtear con extranjeras, y sé por carta personal de S.A. que guarda un grato recuerdo de su lectura, tanto es así que me animó a presentarla en Palacio, pero me abstuve por delicadeza. Está bien, por otra parte, que la realeza se asome a lo que hace el pueblo llano, máxime no siendo de sangre azul por nacimiento; la cercanía nos la muestra más nuestra, de todos.

Y de Cirilo ¿qué decir? Bendita la memoria  de la familia y de los colegas a aquel periodista pionero que se subió a la luna con una crónica telefónica impagable. Los corresponsales internacionales se hallan en deuda perpetua con él, y así lo reconocen. Pues para los tres finalistas de este año, Mayte Carrasco, Enrique Ibáñez y Plácid García-Planas, loor, buenaventura y cristal de La Granja. ¿Verdad que sí, Aurelio Martín? ¿Verdad que sí, Alfredo Matesanz?

APULEYO SOTO PAJARES
Glorioso Mester

domingo, 6 de mayo de 2012

Gloriosa Gaceta del Mester - Mayo 2012


Gloriosa Gaceta del Mester

Mayo 2012

Revista pionera en España de Turismo de Interior, cultural y gastronomía en formato digital
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 Gaceta de Mayo-12

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El encanto de las rutas más secretas

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