La Catedral de Tarazona recupera su esplendor
POR JESÚS GARCÍA Y JIMÉNEZ
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istoricamente está constatado que sería en la mitad del siglo
III las invasiones dieron lugar al abandono de la parte baja de la ciudad de
Tarazona, quedando la población recluida en la parte alta intramuros lo que hoy
se conoce como el barrio del Cinto. Allí resistieron todas las siguientes
invasiones durante las guerras mantenidas contra los vascones.
Tras la
ocupación romana el perímetro de la ciudad crece hasta el lugar donde en la
actualidad se levanta la Catedral de Santa María de Huerta. Hay datos que nos
muestran que la catedral visigoda se
hallaba situada en la actual Iglesia de San Atilano o en la de la Magdalena al
menos desde el año 449, pero las necesidades de ampliación del templo eran
perentorias y se eligió el lugar actual para ubicar el nuevo templo. Dicho
edificio data del Siglo XII y su consagración del año 1232, un estilo
originario similar al gótico francés, en su planta, con la característica del
ladrillo, que hace que junto a la catedral de Teruel sea una de las escasas de
estilo mudéjar que existen en nuestro país. No pasaría mucho tiempo, cuando en
el siglo XIV fuera parcialmente destruida en la conocida confrontación bélica
de los dos Pedros. Sería esta la
posible causa que tras la destrucción total del claustro y graves daños en su
conjunto, su renovación adquirió el estilo predominantemente mudéjar.
No vuelvo a poner los pies aquí", dijo
el obispo al ver las figuras desnudas, y según las crónicas lo cumplió. Esto
sucedía a mediados del siglo XVI cuando Juan de Munébrega entró en la catedral
de Tarazona (Zaragoza) y al mirar hacia el cimborrio contempló las grisallas
(pinturas en tonos grises imitando esculturas en relieve) realizadas por Alonso
González. El prelado se fue y dio orden de que se taparan aquellas carnes. No
en balde era, además de obispo, inquisidor. Quién diría que tres siglos y medio después del desplante
episcopal y tras permanecer casi treinta años cerrada por obras, la catedral de
Santa María de la Huerta ha vuelto a abrir sus puertas convaleciente de su
deterioro funcional que adolecía y de no haber sido por una actuación urgente,
para desgracia de todos en lugar de poder disfrutar de una de las más hermosas
catedrales hubiéramos lamentado unas ruinas.
Según el Diario EL PAIS (Fernando Castanedo
18-11- 2011) La causa de estos problemas estructurales había sido un olvido. En
su día, el claustro mudéjar se había cimentado en roca viva, para lo cual
tuvieron que desviar varios manantiales por un canal que, con el tiempo, se
olvidó y terminó en estado de abandono. A la larga se produjeron las
filtraciones que han ido lesionando el edificio. Para resolver estos problemas
se andamió la catedral, se consolidaron los cimientos, se apeó el cimborrio y
gracias a unos gatos hidráulicos que lo elevaron unos milímetros, se pudo
reforzar el interior de los pilares que lo sostienen. Después llegaron las
pruebas. Para detectar cualquier movimiento de la fábrica se instaló un
sofisticado sistema de medición. Era tan sensible que cada vez que un obrero se
subía al andamio saltaban las alarmas.
Todos estos esfuerzos dieron fruto. Gracias a
la generosidad de muchos patronos y a la labor de la Fundación Tarazona
Monumental, los historiadores del arte han descubierto las sucesivas vestiduras
interiores que ha lucido la catedral a lo largo del tiempo, desde las pinturas
murales góticas en los pilares del ábside hasta la intervención renacentista.
El aspecto actual de Santa María se debe al
encargo que hizo el cabildo al pintor y escultor Alonso González cuando al poco
de concluirse la obra del cimborrio fallecía su artífice, Juan Lucas Botero.
Corría el año 1546. Alonso González, que estaba recién llegado de Italia,
diseñó para el cimborrio de Tarazona una decoración plenamente clasicista.
Disfrazó las trompas con veneras y sentó en cada una a un evangelista, pintó el
alabastro de las vidrieras, realizó las esculturas de yeso de ocho discípulos
para las hornacinas del tambor y, flanqueándolas, ejecutó las grisallas que
había de tapar el obispo Munébrega. El descubrimiento de estas últimas ha
desvelado el caso único en Europa de una decoración inspirada por el
neoplatonismo en una catedral.
El conjunto de grisallas representa el camino
de la virtud que mediante la fortaleza y la razón puede superar todos los
vicios, hasta la lujuria, que se tomó como paradigma de los demás. El artista
pintó desnudos y monumentales a personajes bíblicos como Adán y Eva, Safira y
el casto José, Judit y Holofernes, y el arcángel Rafael y Tobías. Lo insólito
es que incluyera también figuras del mundo clásico como Dido y Eneas, Apolo y
Venus, Periandro y Baco, y que emparejara en representación de la fortaleza al
bíblico David con el pagano Hércules. Pero para una mayor, mejor y amplia
información en la actualidad les remito al siguiente enlace; un dossier de
prensa ha sido editado por la Fundación Tarazona Monumental.
Fotografías realizadas por Jesús García y Jiménez © Excmo. Cabildo de la Catedral de
Tarazona.
Agradecimientos
a doña María Dolores Zueco de la
Fundación Tarazona Monumental y don José Manuel Meléndo deán de la Seo
turiasonense. Artículo publicado con motivo de la visita oficial del Glorioso
Mester.
Felicidades por el artículo y felicidades a Tarazona y a todo el que ha hecho posible que esta preciosidad no llegara a ser una ruina.
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