POR JESÚS GARCÍA Y JIMÉNEZ
Redactor Gloriosa Gaceta del Mester
Desde
que el pasado mes de junio se inauguraba el túnel de Despeñaperros en dirección
Sur de la A 4, con casi 5 Km de nueva calzada de dicha autovía, además de la
solicitada seguridad el tiempo en recorrerlo se ha reducido a mucho más de la
mitad, en el mejor de los casos, y aunque ha privado al viajero contemplativo
de las espeluznantes vistas de los cortados de los conocidos Los Órganos, aquel lugar y aledaños que
fue testigo presencial de aquella dura batalla del 16-7-1212, donde las huestes
cristianas jugaron un importante papel contra las taifas capitaneadas por el
califa almohade Muhammad An-Nasir y que ellos llamaron Batalla de Al-Uqab (معركة العقاب).
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Tras haber recorrido algún kilómetro más nos
abandonamos dicha autovía, y tomamos otra que cuando llegué el momento de su
terminación (que parece que va para largo) acercarnos hasta Baeza o Úbeda nos
parecerá que las han mudado de sitio, acercándolas en el mapa.
A nuestra derecha las cumbres todavía nevadas del
Parque Natural de Sierra Mágina y así como por encantamiento hemos llegado a la
mágica hora del mediodía a la monumental Ciudad de Úbeda. Y como suele suceder
en estas rancias ciudades, y al no permitirlo el trazado de su casco antiguo,
el autobús nos deja algo distantes del hotel donde montamos el real; en este
caso hemos elegido el Hotel Rosaleda de Don Pedro, muy aceptable, con un
sobresaliente a la amabilidad del servicio que contribuye enormemente a la
estancia del viajero.
De otras ocasiones, de esto hace algunos años,
nos quedamos maravillados de la generosidad de las “tapas” de sus bares y
tabernas, pero al parecer de algún modo les han llegado esos “recortes
sociales” que las han dejado en el recuerdo, al menos esta ha sido nuestra
reciente experiencia.
Una excelente temperatura, para ser un 16 de
febrero, nos invita a las cuatro de la tarde a despojarnos del abrigo y
comenzar una visita guiada a la ciudad. Partiendo del la puerta del hotel, en
una plazuela adyacente nuestro guía nos pone a tono con la historia ubetense
antes del periplo caminero; nos encamina a un nuevo descubrimiento que ignoraba
hasta ese momento: La Sinagoga del Agua, ¡La de sorpresas que esconde Úbeda bajo sus
cimientos! La última: la Sinagoga del Agua. La descubrió un constructor,
Fernando Crespo, cuando pensaba levantar varios apartamentos en el casco
histórico de la ciudad. Fernando se dio cuenta enseguida de que aquello que iba
surgiendo de la escombrera de tierra no era normal. Desenterraron, limpiaron y
colocaron piedra tras piedra. Consultaron a historiadores y expertos y…, ante
ellos se desveló posiblemente ¡uno de los templos judaicos más interesantes de
España!
Hay algo especial en esta antigua sinagoga... Al
atravesar la que llaman Puerta del Alma, se siente una pulsación distinta, una
energía electromagnética que retuerce las varas de metal usadas por los
zahoríes. En su interior, la atmósfera es algo más que mágica. El agua fluye
por canales subterráneos que llenan las bocas anchas de los pozos rituales,
situados en las esquinas de la estancia principal. Es un espacio dividido por
grandes arcadas, con una galería en la parte superior posiblemente desde donde
las mujeres sefarditas seguían el ceremonial, semiocultas tras los velos y las
celosías. Y otra serie de sorpresas que aguardan al visitante que se acerque a
conocerla.
Cambiando de signo religioso la visita ahora es a
la iglesia de San Pablo, para pasar a la Plaza del Ayuntamiento, donde
aprovechando una escalinata realizamos la “foto de familia. Todavía luce el sol
y nos quedan muchas cosas por descubrir en cuanto al patrimonio ubetense se
refiere.
Llegamos a las proximidades donde horas antes nos
había dejado el autobús, me estoy refiriendo a esa gran plaza llamada Vázquez
de Molina que entre otros monumentos alberga el Parador Nacional, la iglesia de
Santa María, que tras muchos años de obra se ha vuelto a abrir al público tras
una reforma restauradora no demasiado acertada, según versión de quienes la
conocieron antes de su cierre. Muy cerca, y rodeada de un pequeño jardín se
yergue una estatua dedicada al genio jienense del Renacimiento: Andrés de
Vandelvira, arquitecto nacido el Alcaráz (Albacete) aunque sus principales
obras monumentales se ubican en la provincia de Jaén. Muy cerca un notable
edificio transformado en comisaría de policía y otro también transformado en
juzgados. Casi por frente el Palacio de
Las Cadenas, y rematando a levante como broche de oro la Capilla del Salvador,
declarada merecidamente Monumento Nacional en 1931. es un templo construido bajo patrocinio de
Francisco de los Cobos como panteón de su palacio. Mandada construir en 1536,
formaba parte de un extenso programa artístico (del que formaban parte su
Palacio, una Universidad y un Hospital) destinado a encumbrar la fama, la
fortuna y la gloria personal que había alcanzado el secretario personal de
Carlos V; para lo que recurrió a artistas de primer nivel. El proyecto inicial
se encargó a Diego de Siloé, mientras que la realización corrió a cargo de
Andrés de Vandelvira a partir de 1540. El templo fue consagrado en 1559. Su primer
capellán fue el Deán Ortega, para quien se construyó el gran palacio que hay a
la izquierda de la fachada principal de la capilla.
El Salvador fue la empresa más ambiciosa de toda
la arquitectura religiosa privada del Renacimiento español. Es un templo funerario.
La compleja decoración escultórica de emblemas y escudos nobiliarios de la
fachada principal y del interior (que contrasta con la rancia austeridad
hispánica de palacio, de sobriedad castellana extrema, en la cercana calle de
Francisco de los Cobos), encierra un simbolismo funerario que conduce a la
finalidad del espacio centralizado de la cripta acogida en una grandiosa y
simbólica rotonda de forma circular, la más perfecta para expresar la Unidad o
esencia infinita emanada de la uniformidad y Justicia de Dios, según la
tratadística arquitectónica renacentista.
Esta
vez la suerte no nos ha acompañado, y desoyendo nuestra insistencia, nos dieron
literalmente con la puerta en la nariz y no pudimos contemplar su interior.
Unos metros más lejos terminamos la visita desde un mirador con vistas a un
océano de olivos.
Con
el ocaso solar la tarde refresca y la temperatura baja por momentos, nos
despedimos del guía, que tan profesionalmente nos ha acompañado, con nuestra
felicitación por su profesionalidad.
Ha
sido realmente una lástima no haber podido visitar al menos tanto patrimonio
como el que la vez anterior en la primera visita del Glorioso Mester
realizamos, conociendo al menos el monasterio carmelita donde falleció San Juan
de la Cruz, aquel coetáneo de Santa Teresa, cuyos restos mortales fueron
robados y trasladados a Segovia según cuentan las crónicas.
Nos
ha faltado tiempo en Úbeda.
Se
enciende la iluminación de la ciudad y esa noche en el hotel nos espera una
grata velada de cena romántica de nuestro grupo celebrando la festividad del
anterior jueves Día de San Valentín, aquel santo que casaba en secreto a los
enamorados.
Al
no haber acudido a la llamada de Morfeo a horas licenciosa, el despertador
hotelero nos sorprende descansados y sin resaca añadida para acudir al
desayuno, preludio de esta actividad dominical que pone casi el epílogo a
nuestras andanzas jienenses.
No
transcurren más de 20 minutos de trayecto cuando hemos llegado a las
inmediaciones de la Plaza de los Leones (También conocida como del Populo)
donde de manos de nuestra guía comenzamos la visita puntualmente a las 10,30 al
casco histórico de Baeza, que junto con Úbeda fueron declaradas merecidamente
Patrimonio de la Humanidad. Esta plaza aloja dos edificios, uno de ellos
actualmente sede de la Oficina de turismo, el otro una reconstrucción con su
fábrica del antiguo matadero, una bella fuente de vetustos leones y unos
preciosos arcos.
Amaneció
nuboso, y a diferencia del día anterior, que las temperaturas eran agradables,
un viento fresco desapacible nos invita a abrigarnos en esta jornada.
Tras
habernos embutido en la historia, a modo de preámbulo, de la noble ciudad de
Baeza, iniciamos el recorrido a su ancestral patrimonio. Caminando por la calle
San Juan de Ávila, dejamos a manderecha la llamada Casa del Seise, y pocos
metros más adelante y en el otro lado de la calle el edificio de la antigua
universidad del S-XVI, después instituto de bachiller donde ejerció de docente
como profesor de francés, tras su destino soriano, el poeta Antonio Machado, su
aula todavía con olor a rancio colegial conserva recuerdo de su paso por Baeza,
pupitres, estrado, documentos, una antigua fotografía con el claustro de
profesores y un tímido brasero de picón que calentaba sus huesos bajo la mesa
en los fríos inviernos baezanos, ya viudo de Leonor.
Al
finalizar la calle, una sorpresa de arte románico se abre ante nuestros ojos:
La iglesia de Santa Cruz, donde se venera un Lignum crucis y se puede
contemplar una bella imaginería y unos valiosos frescos murales recuperados
entre la cal.
De
frente se alza, como símbolo del patrimonio baezano el Palacio de Jabalquinto uno
más destacados de la misma y del Señorío y posterior Marquesado de Jabalquinto.
Actualmente forma parte de la sede Antonio Machado de la Universidad
Internacional de Andalucía. Forma parte del conjunto monumental renacentista de
Baeza. Fue mandado edificar en la segunda mitad del s. XV por el señor de
Jabalquinto D. Juan Alfonso de Benavides Manrique, el "Famoso Capitán de
Lorca" (primo segundo del Rey D. Fernando el Católico) casado con doña
Beatriz de Valencia Bracamonte; el primogénito de ambos, D. Manuel, casó con
doña Luisa Manrique, hija del célebre poeta Jorge Manrique.
El proyecto de su fachada se ha atribuido a Juan Guas, pero Molina Hipólito
se inclinó por Enrique Egas como proyectista y Pedro López, maestro mayor de
Jaén, como ejecutor de la obra. De estilo Reyes Católicos se adorna con
profusión de puntas de diamante, clavos de piña, frondas, florones, lazos,
pináculos, heráldica y mocárabes. En origen, su imagen era mucho más gótica, y
su logia superior similar y hermanada a la del Palacio del Infantado de
Guadalajara.
En el primer cuerpo, la puerta ―centrada y enmarcada por pináculos góticos
a modo de arrabá― forma un arco conopial recorrido por dos troncos por los que
trepan graciosamente catorce figurillas humanas.
El segundo cuerpo tiene cuatro ventanas ―gemelas las centrales― también
entre pináculos y ajimezadas con delicadas columnillas. Sobre ellas, ocho
escudos terciados "a la valona" (inclinados) con yelmos, cimeras y
lambrequines: cuatro del señor de Jabalquinto (Benavides, Manrique, Mendoza y
Rojas) y cuatro de su esposa (Valencia, Bracamonte, Acuña y Mendoza).
Toda esta fantasía se halla enmarcada entre dos contrafuertes cilíndricos
que se abren en mocárabes coronados por antepechos reconstruidos en la segunda
mitad del s. XX ―a imitación de los propios de las ventanas― por la Dirección
General de Bellas Artes.
Un mirador columnado renacentista fue añadido algo más tarde sobre la
fábrica gótica, que sería similar a la logia del Palacio del Infantado, que el
mismo Juan Guas ideó; los actuales antepechos del mismo ―imitando los de las
galerías del patio― proceden de la última restauración del edificio, y
sustituyen a los góticos flamígeros anteriores.
Las habitaciones que dan a la fachada, y que forman con ella la parte más
antigua del edificio, conservan sus artesonados, algunos policromados.
Al final de la cuesta de San Felipe, se abre la plaza denominada Obispo
Romero Mengibar, que preside una singular fuente con tres arcos, ocho columnas
y rematada con un frontón superior, arriba la antigua catedral de Santa María y
al otro lado el antiguo seminario – al que nuestro compañero Carlos denomina
cariñosamente “fábrica de curas” en
cuyas paredes se aprecian infinidad de vítores dignos de estudiosos.
Hablemos algo de su catedral, reconstruida por el ya citado Vandelvira: La Catedral
de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza (Jaén, España) se erige, según
tradición histórica, en el solar de la antigua mezquita mayor o aljama de la
ciudad, consagrada en el año 1147 para el culto cristiano por mandado del rey
Alfonso VII bajo la advocación de San Isidoro. De nuevo mezquita poco tiempo
después, no será hasta que el rey Fernando III reconquiste definitivamente la
ciudad en 1227, cuando el edificio sea definitivamente consagrado como templo
cristiano con el título de La Natividad de Nuestra Señora. Entre las catedrales
andaluzas donde aún se celebra el culto católico es la de más larga trayectoria
histórica. Desde 1931 está catalogada como Bien de Interés Cultural con la
calificación de monumento.
El templo tiene tres naves. Su fábrica renacentista está cubierta con
bóvedas vaídas decoradas con relieves de yeserías; mientras que son de tracería
gótica las bóvedas de los dos tramos de la cabecera que sobrevivieron al
derrumbe de 1567. Los pilares de estos tramos cuentan con columnas adosadas de
capiteles platerescos con motivos grutescos, rematadas en cimacios decorados
con cartelas.
Los pilares orientales del crucero renacentista, que unen esta estructura a
una bóveda de crucería, sostienen un entablamento clásico cuyo friso se decora
con cariátides. El mismo cumple la función de salvar la diferencia de altura
entre la menor flecha de los arcos de medio punto renacentistas y la mayor de
los arcos ojivales de la cara opuesta.
La gran bóveda vaída que cubre el crucero comprende un abovedamiento en
semiesfera rebajada, decorado con relieves italianizantes en tondos; mientras
que las pechinas que lo sostienen despliegan, bajo la misma influencia
estética, relieves de los cuatro evangelistas. A la vez, entre las pechinas
este y oeste encontramos sendos tondos con las imágenes respectivas de san
Francisco de Asís y de la Virgen madre en la versión usada como sello por el
cabildo catedral baezano.
Pese a la sucesión de distintos maestros en su construcción, la catedral es
una pieza espléndida que guarda el sello inconfundible de Vandelvira, y en la
que se advierten acentos e influencias de Diego de Siloé en ciertas
decoraciones. Del propio Vandelvira es:
La Capilla Dorada, construida a los pies del templo y en el lado de la
epístola; fundada con anterioridad al hundimiento de 1567 por el deán de la
catedral de Lima Pedro Muñiz de Molina, su planta se divide en dos tramos
cubriéndose con bóveda cupuliforme el de la cabecera y con otra de medio cañón
encasetonada el de los pies.
También parece deberse a Andrés de Vandelvira la Capilla de San José,
próxima al presbiterio en el lado del evangelio y construida hacia 1540.
Estructurada a modo de gran arcosóleo, las jambas del mismo se decoran con los
respectivos altorrelieves de san Pablo y San Pedro, mientras la altura
correspondiente al arco se decora con dos cariátides, y el conjunto queda
rematado por un ático que preside una escultura de la Virgen madre.
Podríamos habernos pasado más horas recorriendo el rico patrimonio baezano,
que como hemos dicho, junto con el de Úbeda fueron declarados Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO en 2003.
Pero hay que aprovechar los pocos instantes antes de partir para el
almuerzo, al segundo capítulo gastronómico: Las tapas, que también aquí gozan
fama. Ir de tapas en Baeza se conoce como “ir
a ligar “así que sirva de advertencia cuando lo oigamos. ¿De acuerdo?
Y al fin ya como colofón de esta actividad viajera, nos dirigimos a la
localidad de Puente del Obispo, a tiro de bala, un próximo alfoz, o pedanía
baezana, donde en el restaurante y escuela de hotelería Hacienda de la Laguna,
nos sorprende un grato placer gastronómico. Hacienda la Laguna declarada
"Bien de Interés Cultural", es hoy una Escuela de Hostelería donde
profesionales y alumnos le ofrecen el mejor servicio. Ubicada junto al Paraje
Natural Laguna Grande. http://www.ehlaguna.com/hotel/index.php
Un paseo por el museo del olivo pone fin a nuestra estancia en estas
queridas tierras.
Regresamos rumbo a la Villa y Corto en torno a las 17,30. Poco después
comienzan unas tímidas gotas de lluvia a arañar los cristales de nuestro
autocar, gotas que se convertirían en lluvia continua durante las cuatro horas
de trayectos, que a la sazón con un reparador descanso somnoliento se nos hizo
sumamente corto.
La verdad que debemos realizar alguna visita a nivel individual para poner
en práctica nuestro lema de “ver no es conocer”, y así entrar a fondo en estas
dos memorables ciudades que cautivan al visitante.
A modo de epilogo.
Aunque lo cierto, según han comentado diversas fuentes a este medio, que de
algún modo el turismo rural ha crecido notablemente en la zona, se nota una
posible recesión en los últimos tiempos motivada por los consabidos factores
que implica la situación actual y que posiblemente tienda a agravarse de seguir
esta racha descendente.
Por otra parte, el turismo cultural se ha estancado o repuntado ligeramente
en ciertas temporadas.
Hemos notado algunos cambios de conducta tales como en algunos monumentos
cobran precios, que pueden considerarse abusivos, de entrada a los mismos
máxime cuando la visita no es guiada. (No olvidemos que ver, no es conocer)
puesto que no se trata de un monumento patrimonial solamente, lo que implica
para el viajero un costo extra de la suma de todos. Se supone que no hay nada
gratis, por lo es de sugerir un precio módico de manera simbólica así como
eliminar, también en alguno de ellos, esa obsoleta y absurda prohibición de
realizar fotografías que tanto perjudica al viajero e informadores, que lo
único que consigue es propiciar discusiones en el interior de los templos y de
las que los mismos no sacan nada, ni siquiera vender sus imágenes, y que
desmotiva de su visita al viajero. Afortunadamente hemos observado que en estas
dos ciudades existe buena predisposición y tolerancia.
Nuestro consejo es guardar al menos dos días para dedicar a cada ciudad y
realizar las visitas guiadas en profundidad, puesto que cuentan con empresas
profesionales y guías de calidad para tal menester.
Un destino para ambas Ciudades y su contorno aledaño recomendado por el
Glorioso Mester.
Agradecimientos:
Autocares Cartur
Ayuntamientos de Úbeda y Baeza
Oficinas de Turismo de dichas
ciudades
Guías oficiales de Úbeda y
Baeza
Hotel Hacienda la Laguna
Hotel Sercotel Rosaleda de Don
Pedro (Úbeda)
Y a los amigos viajeros que
hemos conocido en nuestra estancia.
Texto y Fotografías. Jesús García y Jiménez
Hola a todos.: mi comentario es sencillo.: una visita muy agradable visitando dos ciudades llenas de historia, rodeados de buena compañía y con un tiempo que supo dejarnos pasear por sus calles.
ResponderEliminar"La cena estupenda".
Espero que hasta pronto, un saludo. RRS
Muchas gracias amigo, cierto que estas dos ciudades bien ganadas tienen la dignidad de Patrimonio de la Humanidad
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