Taramundi, el corazón
celta del
occidente asturiano
POR JESÚS ÁVILA GRANADOS
Glorioso Mester
A
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comienzos de
los 80 –hace ahora 30 años–, surgió en el Occidente de Asturias uno de los
grandes logros socioculturales de nuestro país: el nacimiento del turismo
rural. Fue concretamente en Taramundi, gracias al impulso del Ayuntamiento
local, a su alcalde, a las gentes de todo el concejo y al apoyo recibido del
Gobierno del Principado de Asturias, iniciativa que contó con el respaldo del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Consecuencia de ello,
Taramundi ofrece La Rectoral, así como la más sugestiva oferta de hostelería,
restauración y museística, convirtiéndose en referencia obligada a nivel
mundial; un libro abierto para aprender los secretos de la cultura que motive
al viajero más exigente y un paraíso en la tierra, en todos los sentidos, porque
nada en este concejo está puesto al azar.
La villa de Taramundi, capital del citado
concejo, es un pueblo tranquilo, acurrucado sobre laderas que ahondan en
barrancos abiertos por el Turia y sus afluentes. Las casas, de pizarra –de color
marrón–, encaladas, con balcones de madera y tejados de piedra–en losas planas
de pizarra de color azul–, se ofrecen de golpe al viajero, tanto entrando por
Galicia (Pontenova) como por el litoral asturiano (Castropol). Desde la zona
más elevada se obtiene la mejor panorámica de Taramundi, con las espectaculares
brañas que culminan sus cumbres y los abismos creados por los ríos y torrentes.
Llaman la atención las casoas (casonas), algunas de indianos (emigrantes del
terruño que hicieron construir a su regreso de las Américas), que salpican un
paisaje de verdes, desde donde se llevaban a cabo las explotaciones agrarias y
ganaderas.
EL AGUA COMO PROTAGONISTA
Taramundi
es, junto con Guadalest (Alicante), el municipio español con mayor número de
museos por metro cuadrado. Actualmente son seis con los que cuenta este concejo
del occidente astur:
Os
Teixois, Mazonovo, el Telar, Esquius, el Museo de la Navaja, en Pardiñes, y la
Casa del Agua, en Bres, abiertos gran parte del año.
En
ellos el visitante tiene oportunidad de regresar, a través del túnel del
tiempo, a la artesanía de la navaja, a los ingenios del agua, la sidrería, etc.
Horacio García Cotarelo, uno de los
grandes protagonistas de los logros alcanzados en Taramundi, nos dice que aún
hay otros dos grandes proyectos en marcha. El agua es, desde los tiempos
antiguos, la fuerza vital del paisaje de este territorio de bosques y montañas,
de cascadas, arroyos, grutas y caseríos, hórreos y ferrerías, mazos y molinos.
Por ello, tanto dentro del pueblo, como recorriendo la amplia red de senderos,
siempre está presente el rumor del agua, configurando una atmósfera que nos
traslada a la mágica cultura de los druidas.
Pero no se olvide de visitar Os Teixois,
el más interesante conjunto etnográfico de tradición celta de nuestro país,
donde se dan cita una amplia colección de ingenios hidráulicos (mazo, molino
harinero, batán, rueda de afilar…); además de una pequeña central
hidroeléctrica, que facilita el funcionamiento gracias a la energía que aporta
el agua del arroyo de las Mestas. La condición de tierra salvaje y aislada,
olvidada por las principales vías
de comunicación, obligó a los campesinos a ingeniarse las formas de subsistencia durante siglos. Y
gracias a la riqueza de minerales en estos lugares, especialmente el hierro,
así como a la singular abundancia de
aguas, se llevó a cabo, a partir del primer tercio del siglo XVIII, el
desarrollo de una industria basada en el aprovechamiento integral del líquido
elemento como fuerza energética para realizar distintas actividades. Os Teixois
es uno de los centros más interesantes para conocer, en pleno funcionamiento, estos singulares artilugios
hidráulicos. Es fácil imaginar este lugar, en tiempos pasados, si cerramos por
unos momentos los ojos y evocamos el camino seguido por los veneiros,
transportando las venas de hierro a este centro de producción.
El
occidente astur es el territorio que ha conservado la mayor riqueza del legado
celta de nuestro país.
“Taramundi,
como lamentablemente otros muchos pueblos asturianos, estaba condenado a
desaparecer. Con La Rectoral como buque insignia, se logró recuperar la fe y el
optimismo a las gentes de la villa y del resto del concejo, que, en definitiva,
fueron los verdaderos artífices de todo este milagro. En nuestros días, La
Rectoral es cita obligada del turismo rural en España; aquí vienen de todas las
comunidades autónomas, incluyendo las islas Baleares y Canarias, interesados por conocer los pasos que se
dieron, va a ser tres décadas, para trasladar a sus respectivas regiones estos
avances conseguidos y los pasos que tuvieron que llevarse a cabo”, nos dice con
especial énfasis, Eduardo Lastra Pérez,
el alcalde. Y Horacio García lo confirma: “Si las gentes no hubiesen secundado
el proyecto de turismo rural, no se habría conseguido nada”.
(Publicado en la revista Escuela el
4-10-12) Con autorización del autor.
Gracias por la información, se me ha hecho corto este resumen
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