miércoles, 1 de febrero de 2012

COSTUMBRE DE MATANZAS

AL HILO DE LA VIDA
COSTUMBRE DE MATANZAS
Por Apuleyo Soto – Glorioso Mester

L
a palabra matanzas nos suena como un pistoletazo a sangre caliente o como un acuchillamiento múltiple de seres indefensos y despavoridos. Y así es en su acepción primaria y principal. Fatal, no lo niego.

     Pero en estos momentos invernales no estamos en el Congo ni en Biafra ni en Siria, y no hay por qué tomarla al pie de sus letras. Se trata simplemente de un rito cultural gastronómico que celebra el pueblo llano desde hace cientos de años y en torno al cual se arraciman muy diversas sensibilidades: unas la repudian y otras la degustan, como en el Palacio del Virrey del Burgo de Osma, cuya insignia mayor de Castilla es el Matancero Gil Martínez Soto, casado con una segoviana de Carbonero, toma ya.

El gorrino es un animal totémico español y como tal debe morir sacrificado por la salvación del hambre del género humano. Está en la Biblia: De todo esto comeréis, etc y etc. O sea, de chorizos, chicharrones, morcillas, orejas y manitas. Y de esta forma estamos en el mundo mundial, que yo lo he visto, pues los jamones se envían al vacío hasta la China, la Indochina y la Conchinchina.

Ya llegará la Cuaresma, hijos míos, pero entretanto,  carpe diem. Carnaval, carnaval, carne en cueros.


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